jueves, 30 de abril de 2009

Lo que está porque no está


Casi podría decirse que lo que más añora Víctor Losa ahora que está ciego son las sombras. Le obsesionan esos pedazos de luz negada. Algo que denota su existencia por el mero hecho de no verse, de verse menos, de ser una mera proyección. Algo cuya mera concepción supone un doctorado en geometría: allá está la luz, aquí el objeto y ahí, en un ahí que ni siquiera existe, en un ahí que se define precisamente por su ausencia, la proyección del objeto, su sombra. Con esa nadería, con ese tropezón involuntario de la luz, los grandes magos del siglo XIX hicieron milagros. Víctor ni siquiera aspira a eso. Sólo quisiera ver una sombra. Ver lo que no se ve.

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