jueves, 30 de abril de 2009

Lo que está porque no está


Casi podría decirse que lo que más añora Víctor Losa ahora que está ciego son las sombras. Le obsesionan esos pedazos de luz negada. Algo que denota su existencia por el mero hecho de no verse, de verse menos, de ser una mera proyección. Algo cuya mera concepción supone un doctorado en geometría: allá está la luz, aquí el objeto y ahí, en un ahí que ni siquiera existe, en un ahí que se define precisamente por su ausencia, la proyección del objeto, su sombra. Con esa nadería, con ese tropezón involuntario de la luz, los grandes magos del siglo XIX hicieron milagros. Víctor ni siquiera aspira a eso. Sólo quisiera ver una sombra. Ver lo que no se ve.

viernes, 24 de abril de 2009

La línea de fuego

En 1876, un tal Profesor Hoffmann (que en realidad se llamaba Angelo Lewis, no era profesor y ni siquiera llegaba a mago aficionado) publicó Modern Magic, el primer manual enciclopédico sobre la magia. Recogía los trucos clásicos y añadía los más espectaculares que, en aquella época, se practicaban en los escenarios de toda Europa y Estados Unidos. Con ilustraciones y toda clase de detalles prácticos. A los pocos días, las tiendas especializadas en artilugios de magia tuvieron que rebajar los precios. Lo que hasta entonces había sido conocimiento restringido y mítico pasaba a ser de dominio público. La magia, pura técnica. Los teatros se vaciaban de repente. Y, más importante, los magos se veían obligados a reinventarse. Hoffman había trazado una línea de fuego en la historia, una frontera de riesgo que se vería obligado a cruzar quien quisiera alcanzar la posteridad. En la vida de Víctor Losa también hay una línea de fuego, ese momento tras el cual todo va a cambiar. Es un momento oscuro. Y está a punto de llegar.

lunes, 20 de abril de 2009

Pura casualidad

Sabemos que Enrique de Hériz lleva siempre una carta, un joker, en la cartera. En exclusiva para este blog, el autor nos explica cuál es la historia de este joker del que nunca se separa:

"Paseábamos por Venecia bien abrazados, como corresponde a una pareja que empieza. Yo acababa de dejar mi trabajo para escribir Mentira. «¿Y después?», me preguntó. «No tengo ni idea ―contesté―. Pero la siguiente irá de magia.» «¿Magia? ―se burló ella―. Pero si tú no tienes ni idea de eso...» En ese momento doblamos una esquina y nos atacó el viento de cara. Era una tarde desapacible. Al borde de un canal, entre dos palacetes, en un resquicio tan pequeño que no llegaba a merecer el nombre de plaza, alguien acababa de esparcir una baraja de naipes. Nunca el azar me lo ha puesto tan fácil. «Sé más de lo que crees ―contesté, al tiempo que pisaba una carta que descansaba boca abajo―. Por ejemplo, sé que esto es el joker.» Lo era.
Ella tenía razón. Yo no sabía nada de magia. Aún después de escribir más de quinientas páginas al respecto, sigo sabiendo bien poco. Pero llevo en la cartera, junto a mi documento de identidad, aquel joker veneciano. Un poco de casualidad es mucho de magia."

jueves, 16 de abril de 2009

Esto no es un juego, Víctor


Una cosa es imaginar la ceguera. Como si se tratara de un juego: caminar por la casa con los ojos cerrados; dar la vuelta a la manzana con un antifaz. Hay incluso restaurantes que ofrecen menús a ciegas. Un festival de los sentidos, lo llaman.
Pero la ceguera de Víctor no es imaginaria. Tiene que aprender que para hervir un simple y maldito huevo duro hace falta encadenar decenas de gestos automatizados a la perfección porque, tras cada posible fallo, acecha una quemadura, una explosión o, en el más leve de los casos, una frustración hambrienta. Esto no es un juego. Y si lo es, nadie conoce las reglas.

miércoles, 8 de abril de 2009

¿Alguien tiene una cerilla?


Cuando la ceguera blanca de Víctor Losa lo domine todo, le quedará una única guía para caminar en la vida: la voz de Lauren Bacall, con las raíces hundidas en la memoria de su adolescencia. Una voz que pregunta, desde la blanca y negra oscuridad de Tener y no tener, si alguien tiene una cerilla. Luego la raspa y, justo antes de encender el cigarrillo, la acerca a los ojos por si acaso a alguien (desde luego, no a Víctor) le quedaba alguna duda sobre la verdadera función de esos dos faros en la noche del tiempo: no mirar, sino ser vistos.

La luz es dios


El creador dispone la existencia del cielo y la tierra, vacíos ambos, caóticos, envueltos en tinieblas, y manda a su espíritu a aletear sobre las aguas. Sólo después pronuncia la maldita frase: «Hágase la luz». Tres palabras. Palabras. Ruidos pretenciosos, condenados a la servil misión de señalar lo que ya existe. Nadie se puede creer esa historia. Víctor Losa sabe que la luz es dios. Que no hubo palabras, ni un triste zumbido. Mucho más simple: la luz es dios y creó el mundo porque se aburría de no ver nada.

viernes, 3 de abril de 2009

¡Hormigas!


Estos bichos enloquecieron a Darwin. Cuando ya todos los integrantes del reino animal tenían su sitio en el esquema, las hormigas circulaban por su cuenta. No había manera de adjudicarles un lugar en la cadena, de encontrarles antecesores o sucesores. La Iglesia las usaba contra la ciencia: “¿lo veis?”, decían. “Las hormigas no descienden de nadie. Son obra directa de dios.” Hasta que alguien dio con una pieza de ámbar arrojada por la tormenta entre la arena de Cliffwod Beach. Y vio que dentro había un bicho extraño: ni avispa, ni hormiga. Un bicho que, hace noventa millones de años experimentó en carne propia, y tal vez a su pesar, la obligación de evolucionar. Como Víctor Losa, aunque todavía no lo sabe.

jueves, 2 de abril de 2009

¿Magia ya en la portada?


No todo es lo que parece en la fotografía de la portada... La luz y la oscuridad pueden jugar con nuestros sentidos y no siempre es fácil distinguir los reflejos de la realidad. ¿Eres capaz de ver si hay un engaño en esta foto?
Fíjate en la mitad superior de la imagen, lado izquierdo, la zona iluminada que hay entre las escaleras del segundo y el tercer piso... ¿Hay una planta interpuesta? ¿Son estos escalones una vía de acceso a lo invisible? ¿Será por eso que Víctor Losa no sabe ya si sube o baja?
La magia del Manual ya empieza en la cubierta. ¿Y quién debe ser el autor de la fotografía?